sábado, 1 de agosto de 2015

Recuerdos

Recuerdos es la segunda parte de una serie de historias que se relatarán poco a poco, aquí está la primera parte: Atormentado

¿Cuál era su nombre?
Marcela… No, Marisela…tampoco…quizá, María… o tal vez Melisa… No lo recuerdo. Y si no lo recuerdo ¿Por qué avanzar?

Detrás de mí ya no había nada, la brecha que se abrió en la ciénaga dio paso a unas escaleras en espiral que descendían hacia una oscuridad asfixiante. La única luz que me separaba de las sombras demenciales era la de mi placa que brillaba con la intensidad de una pequeña estrella. “mi estrella”” Tragué saliva y me repetí tres veces seguidas “¿hacia dónde voy?” entonces recordé lo último que aquel espectro me dijo “si aún me amas, sabes dónde estoy” pero, eso podía significar tantas cosas, quizá lo haya dicho solo para llevarme a una trampa y si así fuera caí rotundamente en ella. Seguí descendiendo sin llegar a ningún lugar, los segundos se transformaron en minutos y los minutos en horas, me estaba cansando así que me quedé de pie, solo oscuridad, nada adelante ni atrás, era de locos.

“Ya no recuerdas” escuché un susurro al lado de mi oído. De repente comencé a asfixiarme, mi garganta se cerró y llevé mis manos al cuello, trataba de respirar, pero lo único que conseguía era sacar una toz rasposa y gutural. Unas manos invisibles me sujetaban, me tumbé en los escalones y traté de recargarme en lo que creí que era un muro, pero solo era una ilusión que separaba a un abismo infinito. Perdí el equilibrio y caí a aquel vacío, la única luz que llevaba conmigo se desprendió de mis manos y se alejó rápidamente de mí, estiré mis manos como si estuviera aleteando para tratar de alcanzarla pero era inútil, parecía que flotaba mientras que yo me hundía.

No sé si era un sueño, si tenía los ojos cerrados o abiertos, si aún pensaba o… había dejado de pensar.  Imágenes… Solo imágenes, recuerdos de un pasado ya distante…

“Cuando tenga hijos, van a nacer con mi meñique” Solía decirme, y en mi recuerdo solo veo nuestras manos comparándolas “Tienes manos hermosas… espero que nuestros hijos saquen tus manos”  respondía yo, y ella solo reía.

Abrí los ojos al sentir una sensación fría en mi mejilla, dos, tres veces, una gotera de agua. Me puse de pie, la oscuridad no era tan profunda… “espera” me dije a mi mismo. Allá, a unos metros delante estaba mi estrella, aun brillante, iluminando todo el lugar. Parecía ser una cueva, había cientos de estalactitas y un lago en el centro, tan grande que no podía ver el final, solo las orillas. Tomé aquel artefacto luminoso y me acerqué al agua, tambaleante y sediento ¿cuánto tiempo había estado inconsciente? Me puse en cuclillas y tomé un poco de agua entre mis manos, le di un sorbo y luego tomé más para esta vez empaparme la cara. Una corriente de aire helado como la que sentí cuando estaba en la ciénaga casi me tira al agua. Caí de culo y  me arrojé hacia atrás de un solo impulso para alejarme de allí. Aquella brisa se llevó el agua junto con ella y secó aquel lago subterráneo, era muy profundo y se vació en unos cuantos segundos. Comencé a escuchar una risa en el viento acompañada de cientos de lamentos y gritos, perforaban mi cabeza, me llevé las manos a mis oídos pero las seguía escuchando me estaba volviendo loco, entonces mi estrella comenzó a perder su brillo, “no por favor” le supliqué, si la perdía me hundiría por fin en la locura y no sabría qué pasaría entonces. Resignado,  me puse en posición fetal y comencé a llorar, poco a poco se iba apagando, entonces cerré mis ojos y  me dije a mi mismo que esperaría en silencio mientras terminara de apagarse, no quería ver como la única esperanza que me quedaba se desvanecía, “no por favor, por favor, por fa, por...”

“¿Recuerdas?”

Una visión llenando un traste de agua, dejando caer una toalla húmeda, está caliente. Continúo mi camino, recorro una cocina que me parece familiar y un pasillo que me resulta de igual manera. Abro una puerta y esta una mujer recostada en una cama, mi mano toca su frente, tiene fiebre, exprimo la pequeña toalla, aparto su cabello y la dejó reposar allí. “te vas a sentir mejor mi amor” pero ella no responde, jadea, su fiebre es muy intensa, así que comienzo a cantar, “te cantaré una canción para que puedas dormir” comienzo a tararear, ella me toma de la mano y dice “te amo”

Mentira…

“¡Mentiras!” grité y mi estrella emitió una luz tan intensa que iluminó toda la cueva, era tan radiante que no quedaba lugar para las sombras,  me puse de pie con una mirada que nunca en mi vida tuve, era la representación del odio y la venganza.  Incluso mis ojos estaban iluminados y recorrieron aquel lugar secó solo para encontrarme con el espectro de mi amada, que se escabullía entre las piedras, se escondía de la luz y se trasformaba en una especie de moho, que atravesaba el suelo rocoso.  Una vez que se fue, di media vuelta y contemple el lugar…  Tragué saliva cuando me di cuenta que no era solo una cueva, y aquellas rocas en el techo no eran estalactitas, eran colmillos rústicos saliendo de las fauces de una bestia, una especie de reptil deforme. Mis ojos se sobre saltaron y grité levantando mi estrella,  su luz emitida se concentró en todo mi brazo y lanzó un rayo que perforó la gran quijada de la bestia, sentí como se retorcía y su alarido hizo temblar todo el lugar. Traté de moverme pero mis pies estaban atorados, era como si el suelo también fuera parte de la misma criatura, levante la mirada y observé como comenzaba a cerrar su boca, entonces use mi brazo cargado de luz para tratar de cortar mis ataduras y así lo hice, di un salto hacia atrás y rodé por la pendiente del lago, me aferré a una roca afilada, sentí como perforó mi mano izquierda, una punzada de dolor recorrió todo mi cuerpo, intenté ahogar mi llanto y así lo hice, aquel recuerdo me trajo tanta ira y desesperación que lo único que deseaba era canalizar todos aquellos sentimientos negativos  y matar al monstruo que estaba delante, no estaba seguro como  podía hacerlo, pero de alguna manera sabía lo que hacía.

Intenté escalar pero algo me sujeto del talón, unos brazos espectrales trataban de arrastrarme hacia el lago que comenzó a llenarse nuevamente, si no me daba prisa me tragaría entero y solo dios sabe qué clase de almas atormentadas estarían atrapadas en aquellas aguas.  Extendí mi brazo derecho y una estela de luz golpeó a las sombras que me sujetaban, se evaporaron y pude subir por la pendiente. Me quedé de pie frente a aquella bestia, un ser rastrero, con forma reptiliana estaba frente a mí, una deformidad, llena de colmillos y espinas, una serpiente o la bastardisación de una estaba frente a mí, salía de un agujero de la pared “¿qué habría del otro lado?” me pregunté,  cerré los ojos y una vez más vinieron recuerdos a mí.

La orilla de un rio, las luces de la ciudad apenas encendiéndose y los faros iluminando el sendero, la noche había llegado y poco a poco aquellas farolas parecían luciérnagas estáticas, una banca en medio de aquel lugar… ella llevaba un suéter ro… no, una chamarra color rojo, su cabello se perdía con las sombras y su piel blanca relucía con las luces, al sentarnos en aquella banca, la tome de las manos y… nuestro primer beso.

“¡Apártate de mí!” alcé mi brazo derecho y concentré toda la luz para transformarla en una especie de haz que atravesó la quijada del monstruo y cortó en dos su mandíbula, la bestia se retorció un par de segundos, un chirrido agudo desterró todo el coro de voces y gritos fantasmales, que con el pasar de los minutos conseguí ignorar  cayó. La bestia estaba muerta, pero “¿Por qué no me devoró mientras pudo?” El cuerpo inerte de aquel ser comenzó a evaporarse y se transformó en una especie de niebla oscura que se adhirió a las paredes y poco a poco se fue diluyendo, mientras tanto, donde estaba atrapado su cuerpo dejó al descubierto la entrada hacia otra habitación, mi estrella dejó de brillar, o mejor dicho volvió al mismo brillo que tenía en un principio, pero ya no era mi estrella, ahora era mi mano, la luz salía de la palma de mi mano derecha.


Caminé hacia la otra habitación que era parte de la misma cueva. En el centro estaba un cofre, dudé un poco pero al final lo abrí, metí mi mano derecha esperando lo peor, al retirarla note que que entre mis dedos  llevaba una fotografía. “Nuestro primer beso” dije, reí un poco, “la nuez” y meneé la cabeza de lado a lado mientras sonreía, la fotografía se iluminó con el mismo resplandor de mi estrella y segundos después estalló en pequeñas partículas que mi brazo derecho absorbió. Estaba tan distraído por el espectáculo que no me di cuenta de la puerta color rojo justo enfrente de mi. 
“Esto no ha terminado”, no sabía si continuar o no, pero tampoco sabía cómo regresar, no podía volver, estaba en el Infralar, o cerca de el, o en mis pesadillas, no entendía nada. Así que continúe, puse mi mano en la perilla, la giré abrí la puerta y di un paso hacia adentro, la puerta desapareció y frente a mi surgió la persona que más odiaba, que detestaba, pero al mismo tiempo a la que menos imaginé que estuviera atrapado en ese lugar… me vi a mi mismo.

Continuará.

King Feria



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