Recuerdos es la segunda parte de una serie de historias que se relatarán poco a poco, aquí está la primera parte: Atormentado
¿Cuál era su nombre?
¿Cuál era su nombre?
Marcela… No, Marisela…tampoco…quizá, María… o
tal vez Melisa… No lo recuerdo. Y si no lo recuerdo ¿Por qué avanzar?
Detrás de mí ya no había nada, la brecha que
se abrió en la ciénaga dio paso a unas escaleras en espiral que descendían
hacia una oscuridad asfixiante. La única luz que me separaba de las sombras
demenciales era la de mi placa que brillaba con la intensidad de una pequeña
estrella. “mi estrella”” Tragué saliva
y me repetí tres veces seguidas “¿hacia dónde voy?” entonces recordé lo último
que aquel espectro me dijo “si aún me amas, sabes dónde estoy” pero, eso podía significar
tantas cosas, quizá lo haya dicho solo para llevarme a una trampa y si así fuera
caí rotundamente en ella. Seguí descendiendo sin llegar a ningún lugar, los
segundos se transformaron en minutos y los minutos en horas, me estaba cansando
así que me quedé de pie, solo oscuridad, nada adelante ni atrás, era de locos.
“Ya no recuerdas” escuché un susurro al lado
de mi oído. De repente comencé a asfixiarme, mi garganta se cerró y llevé mis
manos al cuello, trataba de respirar, pero lo único que conseguía era sacar una
toz rasposa y gutural. Unas manos invisibles me sujetaban, me tumbé en los escalones y traté de
recargarme en lo que creí que era un muro, pero solo era una ilusión que
separaba a un abismo infinito. Perdí el equilibrio y caí a aquel vacío, la única luz que llevaba conmigo se desprendió
de mis manos y se alejó rápidamente de mí, estiré mis manos como si estuviera
aleteando para tratar de alcanzarla pero era inútil, parecía que flotaba
mientras que yo me hundía.
No sé si era un sueño, si tenía los ojos
cerrados o abiertos, si aún pensaba o… había dejado de pensar. Imágenes… Solo imágenes, recuerdos de un
pasado ya distante…
“Cuando
tenga hijos, van a nacer con mi meñique” Solía
decirme, y en mi recuerdo solo veo nuestras manos comparándolas “Tienes manos hermosas… espero que nuestros
hijos saquen tus manos” respondía yo,
y ella solo reía.
Abrí los ojos al sentir una sensación fría en
mi mejilla, dos, tres veces, una gotera de agua. Me puse de pie, la oscuridad
no era tan profunda… “espera” me dije a mi mismo. Allá, a unos metros delante estaba
mi estrella, aun brillante, iluminando todo el lugar. Parecía ser una cueva, había
cientos de estalactitas y un lago en el centro, tan grande que no podía ver el
final, solo las orillas. Tomé aquel artefacto luminoso y me acerqué al agua,
tambaleante y sediento ¿cuánto tiempo había estado inconsciente? Me puse en
cuclillas y tomé un poco de agua entre mis manos, le di un sorbo y luego tomé más
para esta vez empaparme la cara. Una corriente de aire helado como la que sentí
cuando estaba en la ciénaga casi me tira al agua. Caí de culo y me arrojé hacia atrás de un solo impulso para
alejarme de allí. Aquella brisa se llevó el agua junto con ella y secó aquel
lago subterráneo, era muy profundo y se vació en unos cuantos segundos. Comencé
a escuchar una risa en el viento acompañada de cientos de lamentos y gritos, perforaban
mi cabeza, me llevé las manos a mis oídos pero las seguía escuchando me estaba
volviendo loco, entonces mi estrella comenzó a perder su brillo, “no por favor”
le supliqué, si la perdía me hundiría por fin en la locura y no sabría qué pasaría
entonces. Resignado, me puse en posición
fetal y comencé a llorar, poco a poco se iba apagando, entonces cerré mis ojos
y me dije a mi mismo que esperaría en
silencio mientras terminara de apagarse, no quería ver como la única esperanza
que me quedaba se desvanecía, “no por favor, por favor, por fa, por...”
“¿Recuerdas?”
Una visión llenando un traste de agua, dejando
caer una toalla húmeda, está caliente. Continúo mi camino, recorro una cocina
que me parece familiar y un pasillo que me resulta de igual manera. Abro una
puerta y esta una mujer recostada en una cama, mi mano toca su frente, tiene
fiebre, exprimo la pequeña toalla, aparto su cabello y la dejó reposar allí. “te vas a sentir mejor mi amor” pero
ella no responde, jadea, su fiebre es muy intensa, así que comienzo a cantar, “te cantaré una canción para que puedas
dormir” comienzo a tararear, ella me toma de la mano y dice “te amo”
Mentira…
“¡Mentiras!” grité y mi estrella emitió una
luz tan intensa que iluminó toda la cueva, era tan radiante que no quedaba
lugar para las sombras, me puse de pie
con una mirada que nunca en mi vida tuve, era la representación del odio y la
venganza. Incluso mis ojos estaban
iluminados y recorrieron aquel lugar secó solo para encontrarme con el espectro
de mi amada, que se escabullía entre las piedras, se escondía de la luz y se
trasformaba en una especie de moho, que atravesaba el suelo rocoso. Una vez que se fue, di media vuelta y
contemple el lugar… Tragué saliva cuando
me di cuenta que no era solo una cueva, y aquellas rocas en el techo no eran
estalactitas, eran colmillos rústicos saliendo de las fauces de una bestia, una
especie de reptil deforme. Mis ojos se sobre saltaron y grité levantando mi
estrella, su luz emitida se concentró en
todo mi brazo y lanzó un rayo que perforó la gran quijada de la bestia, sentí
como se retorcía y su alarido hizo temblar todo el lugar. Traté de moverme pero
mis pies estaban atorados, era como si el suelo también fuera parte de la misma
criatura, levante la mirada y observé como comenzaba a cerrar su boca, entonces
use mi brazo cargado de luz para tratar de cortar mis ataduras y así lo hice,
di un salto hacia atrás y rodé por la pendiente del lago, me aferré a una roca
afilada, sentí como perforó mi mano izquierda, una punzada de dolor recorrió todo
mi cuerpo, intenté ahogar mi llanto y así lo hice, aquel recuerdo me trajo
tanta ira y desesperación que lo único que deseaba era canalizar todos aquellos
sentimientos negativos y matar al monstruo que estaba
delante, no estaba seguro como podía hacerlo, pero de alguna manera sabía lo que hacía.
Intenté escalar pero algo me sujeto del talón,
unos brazos espectrales trataban de arrastrarme hacia el lago que comenzó a llenarse
nuevamente, si no me daba prisa me tragaría entero y solo dios sabe qué clase
de almas atormentadas estarían atrapadas en aquellas aguas. Extendí mi brazo derecho y una estela de luz
golpeó a las sombras que me sujetaban, se evaporaron y pude subir por la
pendiente. Me quedé de pie frente a aquella bestia, un ser rastrero, con forma
reptiliana estaba frente a mí, una deformidad, llena de colmillos y espinas,
una serpiente o la bastardisación de una estaba frente a mí, salía de un
agujero de la pared “¿qué habría del otro lado?” me pregunté, cerré los ojos y una vez más vinieron
recuerdos a mí.
La orilla de un rio, las luces de la ciudad
apenas encendiéndose y los faros iluminando el sendero, la noche había llegado
y poco a poco aquellas farolas parecían luciérnagas estáticas, una banca en
medio de aquel lugar… ella llevaba un suéter ro… no, una chamarra color rojo,
su cabello se perdía con las sombras y su piel blanca relucía con las luces, al
sentarnos en aquella banca, la tome de las manos y… nuestro primer beso.
“¡Apártate de mí!” alcé mi brazo derecho y
concentré toda la luz para transformarla en una especie de haz que atravesó
la quijada del monstruo y cortó en dos su mandíbula, la bestia se retorció un
par de segundos, un chirrido agudo desterró todo el coro de voces y gritos
fantasmales, que con el pasar de los minutos conseguí ignorar cayó. La bestia estaba muerta, pero “¿Por qué no
me devoró mientras pudo?” El cuerpo inerte de aquel ser comenzó a evaporarse y
se transformó en una especie de niebla oscura que se adhirió a las paredes y
poco a poco se fue diluyendo, mientras tanto, donde estaba atrapado su cuerpo
dejó al descubierto la entrada hacia otra habitación, mi estrella dejó de
brillar, o mejor dicho volvió al mismo brillo que tenía en un principio, pero
ya no era mi estrella, ahora era mi mano, la luz salía de la palma de mi mano
derecha.
Caminé hacia la otra habitación que era parte de
la misma cueva. En el centro estaba un cofre, dudé un poco pero al final lo abrí, metí mi mano derecha
esperando lo peor, al retirarla note que que entre mis dedos llevaba una fotografía. “Nuestro
primer beso” dije, reí un poco, “la nuez” y meneé la cabeza de lado a lado
mientras sonreía, la fotografía se iluminó con el mismo resplandor de mi estrella y segundos después estalló en pequeñas partículas que mi brazo
derecho absorbió. Estaba tan distraído por el espectáculo que no me di cuenta de la puerta color rojo justo enfrente de mi.
“Esto no ha terminado”, no sabía si continuar o no, pero tampoco sabía cómo regresar, no podía volver, estaba en el Infralar, o cerca de el, o en mis pesadillas, no entendía nada. Así que continúe, puse mi mano en la perilla, la giré abrí la puerta y di un paso hacia adentro, la puerta desapareció y frente a mi surgió la persona que más odiaba, que detestaba, pero al mismo tiempo a la que menos imaginé que estuviera atrapado en ese lugar… me vi a mi mismo.
“Esto no ha terminado”, no sabía si continuar o no, pero tampoco sabía cómo regresar, no podía volver, estaba en el Infralar, o cerca de el, o en mis pesadillas, no entendía nada. Así que continúe, puse mi mano en la perilla, la giré abrí la puerta y di un paso hacia adentro, la puerta desapareció y frente a mi surgió la persona que más odiaba, que detestaba, pero al mismo tiempo a la que menos imaginé que estuviera atrapado en ese lugar… me vi a mi mismo.
Continuará.
King Feria
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