viernes, 24 de julio de 2015

Atormentado

Aun no he podido sacarla de mi cabeza desde aquella noche en que me enteré...el collar que llevaba alrededor de mi cuello me laceraba, así que tuve que arrancármelo. Lo sostuve en mis manos y lo miré, era una placa de identificación. Leí mi nombre en ella, y por detrás estaba escrito la palabra "amor" en un idioma casi perdido. "Lo forjaron los ángeles solía decirle a ella", ella... la que se fue, a la persona que traté de encontrar pero lo único que encontré fue locura y confusión. Encerrado en un mundo difuso que es mi mente, construyendo muros mas duros que el concreto y el acero. levantando y derrumbando pilares de recuerdos que solían ser hermosos pero en estos momentos me lastiman incluso más que aquel collar.  Alcé la mirada y arrojé mi último recuerdo a una ciénaga, en donde al caer y rozar la superficie del agua, esta comenzó a crear ondas produciendo un sonido ahogado. Una lágrima se escurrió por mi mejilla dejando escapar un suspiro y dándole la espalda...

Espera...
Escuché un siseo que venia del agua y al darme la vuelta, una mano delgada y descarnada surgió de ese maloliente lugar, llevaba mi collar, lo tomaba con sus dedos delgados y retorcidos... característicos de ella. 

"No puede ser" pensé.  "Ella no" 
Una dama, delgada,con un vestido blanco largo de novia, con luz propia y un aura gélida que helaba hasta los huesos surgió completamente del agua permaneciendo de pie frente a mí. 
Comencé a llorar porque era ella, o algo parecido a ella, algún ser que robó su apariencia. 
"Espera... mi amor... esto es tuyo... recuerdas...la blanca nieve..."  dijo mientras estiraba su delgado brazo tomando el collar. 
Si la recuerdo, recuerdo nuestro último momento juntos, tu sonrisa en aquella cabaña en las montañas, como caía la nieve... tu abrigo que compraste un día antes de la ventisca y ahora, eres un recuerdo.  
"¿En que te has convertido?" pregunté, esperando una respuesta, pero su rostro, no era igual, tenia la misma cara angelical, pero debajo de aquella luz verdosa, veía los huecos de carne faltante. 
"Tú dime" me respondió, mientras revelaba una sonrisa burlona. 
Una onda de aire sacudió todo el entorno, arrancando las hojas de los árboles, creando ondas en el agua, moviendo el vestido y los cabellos castaños de aquel espectro con la forma de mi amada.  
Me quedé quieto y en silencio, mirándola con ojos indiscretos pero curiosos. 
"En mis sueños he visto un lugar... una pesadilla, otro mundo, no creí que fueras a parar allí"
ignorando mis palabras el espectro en un acto imprevisto se deslizó hacia mi y comenzó a rodearme. No me podía mover, mas bien no quería moverme. tan solo dejé mi vista en las ondas de aquella agua pantanosa. 
"¿Aún me amas? preguntó y creó un eco en mi cabeza. 
"¿Qué si aun te amo?" apreté con fuerza mi puño y sin dudarlo respondí: "un día te amé, otro día te dejé de amar, no por haber querido, sino por obligación, y ahora me preguntas ¿qué si aun te amo?" 
Silencio, solo seguía rodeándome mientras flotaba en una danza esotérica.
"Una parte si... pero no puedo amar a esto que está frente a mí" El viento sopló nuevamente, entonces el espectro se detuvo a mis espaldas, comencé a sentir una onda de calor alrededor de mi cuello y advertí que sus manos estaban cerca de el, cerré mis ojos esperando lo peor, pero lo que sucedió me tomó por sorpresa, tenia puesto nuevamente el collar. Antes de retirar sus manos alcancé a ver su meñique... era ella, dios mio. 
El espectro quedó frente a mi y sonrió nuevamente, con la misma gracia que usó al acercarse  dio marcha atrás y se fundió nuevamente con el agua.  

"Si aun me amas, ya sabes donde estoy" Lentamente se sumergió en ella hasta que desapareció.
Mi cerebro y corazón estaban atormentados, tomé nuevamente el collar para ver la placa de identificación, pero en ella no había nada escrito, quizá porque en realidad ni siquiera yo sabia quien era, le di vuelta y mi sorpresa fue gigantesca cuando vi como aquella frase que decía "amor"  escrita en... en runas angelicales, brillaba con una luz dorada, me armé de valor y grité hasta que mi garganta se destrozó, pero aquel grito abrió las aguas de aquella ciénaga y dibujo unos escalones que bajaban hasta el lugar de tinieblas donde el espectro de mi amada descendió. Mi collar no dejaba de brillar, di un paso por esos escalones y luego otro y poco a poco comencé a decender hacia aquella impenetrable oscuridad, ¿iría en busca de ella? ¿o de mi mismo? no sabia, lo único que podía estar seguro era que me dirigía  a la locura, el camino a la perdición, a mis pesadillas... al mismísimo infralar

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King Feria

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